OURENSE, 13 de febrero de 2023. La UNED cuenta con un nuevo Doctor Honoris Causa recibido con solemnidad académica en la fiesta de Santo Tomás de Aquino. El rector, Ricardo Mairal, acompañado del ministro de Universidades, Joan Subirats; la vicepresidenta del Consejo Social de la UNED, Sarah Harmon; la vicerrectora de Investigación, Transferencia y Divulgación científica de la UNED, Rosa María Martín Aranda, y Elena Maculán como secretaria general de la Universidad, protagonizaron un acto académico en el que la comunidad universitaria festejó y celebró el ingreso en la UNED del nuevo Doctor Honoris Causa en Ciencias Políticas y Sociología.
En la mesa, de izquierda a Derecha: Rosa María Martín, Joan Subirats, Ricardo Mairal; Sarah Harmon y Elena Maculán.
La laudatio de José Álvarez Junco la hizo el doctor Miguel Ángel Martorell Linares, quien aludió oportunamente a la relación académica y de amistad que mantuvieron Álvarez Junco y Santos Juliá. El ponente destacó que Álvarez Junco transmite en su primera obra La ideología política del anarquismo español (1869-1910), publicado en el 1976, adaptación de su tesis doctoral, que fue dirigida por José Antonio Maravall, “varios rasgos de su trayectoria” como la rebeldía, el afán polemista y heterodoxo. Entre otras referencias, hizo una al libro Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, publicado en 2001, “una auténtica obra maestra” en cuyas páginas y a contracorriente, Álvarez Junco explica “cómo la nación española y el nacionalismo español, al igual que cualquier nacionalismo, no hunden sus raíces en la noche de los tiempos, pues son construcciones culturales modernas”. Martorell presentó a un catedrático resaltando cómo “ha insistido siempre en cuestionar todo aquello que se daba por sabido. A veces, sutilmente, como si lo desmontara con un destornillador; otras, si era preciso, a martillazos”. Precisamente Santos Juliá definía al nuevo Doctor Honoris Causa de la UNED como un desfacedor de “mitos y leyendas”.
Miguel Ángel Martorell Linares hizo la laudatio de José Álvarez Junco, que escuchaba atentamente desde su asiento.
Y José Álvarez Junco sorprendió al auditorio que abarrotaba dos salas del edificio de Humanidades de la UNED con un discurso titulado Los sujetos de la historia. “En nuestra cultura, el mito más extendido sobre el origen del mal y del dolor es el relato cristiano sobre el Paraíso Terrenal y la culpable desobediencia de Eva. A los niños se nos contaba en la escuela, como un dato indiscutible, que no necesitaba estar avalado por ningún tipo de documentación histórica, igual que se nos contaba lo más descollante del relato bíblico: la muerte de Abel a manos de Caín, el Diluvio Universal, Noé y el segundo comienzo de la historia humana, las plagas de Egipto, la odisea del pueblo judío hasta recuperar la Tierra Prometida… El pasado se veía en términos providenciales, previsto o planeado, premiado o castigado, por fuerzas sobrenaturales, en particular un Dios omnipresente y terrible que decía no tener nombre, pero que se llamaba, nadie lo ignoraba, Jehová. Desde el punto de vista moral, se trataba de una inacabable sucesión de tragedias que encaminaban a la humanidad, encarnada en el pueblo de Israel, hacia el bien (o el mal, en caso de prevalecer la influencia diabólica)”.
El nuevo Doctor Honoris Causa ofreció una lección magistral centrada en los sujetos de la Historia.
Álvarez Junco mencionó un segundo momento en el que el relato “se secularizaba, pero no se desmitificaba. Habíamos superado la adolescencia, nos habíamos rebelado, nos habíamos declarado antifranquistas, habíamos dejado de ir a misa y presumíamos de vivir una vida libre ‘fuera del sistema’. Nuestra interpretación del mundo decía ser científica. Detestábamos lo sobrenatural, abjurábamos de los milagros, esos toques mágicos que alteraban en momentos cruciales el curso normal de los hechos. Pero seguíamos viendo el pasado en términos trágicos, de lucha constante _a muerte, en definitiva_ entre héroes que personificaban la virtud y el sacrificio y malvados que defendían la opresión y el egoísmo, o entre clases sociales o grupos étnicos que competían con el nuestro por el espacio geográfico y la primacía en el esquema de valores. El relato que dominó en mi generación, en su fase antifranquista, fue el marxista, con añadidos nacionalistas en el caso catalán. Ambos se oponían al nacionalismo español en que nos habían educado, que explicaba la pugna histórica sobre un esquema mítico y maniqueo. Pero ambos cayeron en réplicas paralelas a lo que combatían”.
El ponente citó una tercera fase en su visión de la historia, la actual “que está marcada por el intento de eliminar mitos, en nombre de la ciencia y la madurez intelectual. Nuestra pretensión actual, como historiadores, es describir el pasado, pero centrándonos en hechos concretos, parciales, no dotados de un sentido grandioso ni enmarcados en un gran relato providencial sobre el conjunto de la historia humana. Con nuestro trabajo queremos descubrir y narrar qué ocurrió, por supuesto, y proporcionar en lo posible una explicación sobre sus causas y consecuencias, pero sin llegar a conclusiones de gran alcance, sin pretender que lo ocurrido haya tenido un impacto decisivo en el curso de la historia universal. Aunque no es fácil desprenderse de una visión vinculada al avance del ‘progreso’, teleologismo indiscutible hasta hace poco y muy cuestionado últimamente. Y cuya discusión evitaré; porque no hay duda de que hoy, en nuestra zona del mundo -Europa-, vivimos menos violencia y opresión que hace quinientos años; pero también que la democracia sufre fuertes críticas, incluso por parte de quienes no cuestionan sus fundamentos; sabemos que somos los causantes de amenazas energéticas o climáticas; y la idea de secularización creciente se tambalea ante fenómenos como el integrismo religioso o mesianismos alrededor de Donald Trump o Bolsonaro”.
Para Álvarez Junco no es difícil conectar la primera fase de nuestra visión del mundo con un enfoque mágico-infantil del pasado pues hoy siendo adultos, “ni los personajes ni el sentido del relato tienen ya ese carácter sobrenatural. Pero conservamos también, y esto es lo que quiero defender, aspectos míticos, sobre todo el esfuerzo (implícito, en general) por reforzar las entidades políticas existentes, en el momento actual los Estados-nación. Estos Estados (España, Francia, Alemania) son entidades terrenas, modernas, secularizadas, cuyos orígenes los profesionales más serios sitúan en tiempos recientes. Pero que el gran público, y los propios círculos de poder político cuando dejan traslucir su visión de la historia –por ejemplo, cuando inauguran un monumento que evoca un personaje o un episodio del pasado-, rodean de una faramalla sobrenatural propia de eras anteriores”. El nuevo Doctor Honoris Causa de la UNED expuso que quienes ocupan las instituciones que encarnan el poder “pueden conceder que las suyas son entidades con un origen histórico, pero sitúan este origen en un pasado tan remoto que las convierten en poco menos que eternas y naturales, únicas posibles en este momento y lugar. En cuanto a sus objetivos, no hace falta decir que los presentan como grandiosos, cargados de connotaciones morales. Con lo que, en definitiva, acaban viendo el orden existente en términos sobrehumanos, ultraterrenos. Y condenan como antinatural, utópica y destinada al fracaso toda tentación de crear nuevos marcos territoriales, nuevas estructuras jerárquicas, nuevos centros de poder”.
Resaltó el ponente que solamente en la tercera fase, la de madurez, “que significa humildad, que significa no vernos como superhéroes, sino como vulgares seres humanos, semejantes a nuestros congéneres pasados y presentes. Pese a lo cual nuestra historia es interesante, nuestra vida merece ser contada. Sigamos investigando, sigamos escribiendo, sobre nuestro pasado. Sigamos analizando al ser humano, intentando comprenderlo cada vez mejor. Para lo cual habrá que renunciar a rodearle nunca de un aura de excepcionalidad, de heroísmo, de martirio o de redención. Veámoslo como es, como un ser vivo, muy lejano de lo sobrenatural, que se afana por seguir con vida, por asegurarse un trabajo digno y estable, un refugio y una vestimenta confortables, protección y garantías para el futuro de sus hijos”.
Este pensador aboga por una historia escrita a ras de tierra “sin elevarnos en ningún sentido a lo sobrehumano o a lo mítico” para poder hacer así “un trabajo serio, profesional, digno”.
José Álvarez Junco vivió una jornada emotiva en la UNED, al recibir los atributos doctorales que le fue entregando el rector, Ricardo Mairal, a través de un diálogo ritual propio de este momento. Con el nuevo Doctor Honoris Causa estaban su familia y amigos además de colegas.
Puedes leer aquí íntegros la laudatio de Martorell Linares y la lección magistral de Álvarez Junco
Tras la primera parte de la ceremonia, comenzó la segunda que consistió en la recepción de 40 nuevos doctores de las diversas facultades y escuelas técnicas de nuestra Universidad. En primer lugar, puestos en pie, juraron o prometieron actual siempre con el máximo esfuerzo, fe y honestidad en beneficio de los discípulos y contribuir a defender el honor de la Universidad. Entre esos nuevos doctores estaba el embajador de España en Albania, Álvaro Renedo Zalba, que se ha convertido en doctor en Seguridad Internacional por el Instituto Gutiérrez Mellado.
Los nuevos doctores de la UNED fueron investidos por el rector en la segunda parte del solemne acto académico.
El rector, para el nombramiento de cada doctorando, tenía a su lado al decano, decana director y directora oportunos, según el centro al que pertenecía cada nuevo doctor. A cada uno le fue imponiendo el birrete. Todo el acto estuvo amenizado por el coro y orquesta de la UNED, que ponen siempre un toque de belleza y elegancia realzando la solemnidad de cada acto.
El Coro de la UNED pone con sus voces y orquesta la nota de belleza y armonía en los interludios del acto académico.
El ministro de Universidades, destacó el importante papel que desempeña la UNED desde su fundación, democratizando la educación a toda la sociedad española. Así destacó que “la UNED tiene un conjunto de características que la hacen especialmente significativa dentro del panorama universitario español: énfasis importante en la educación a distancia, pionera en temas de digitalización, con mirada internacional y que permite y facilita el acceso a la universidad a personas de muy distinta condición".
Ricardo Mairal cerró el acto con su discurso en el que declaró ser “un honor y una satisfacción para mí, como rector de la UNED, compartir con todos ustedes esta ceremonia de investidura como Doctor Honoris Causa del profesor José Álvarez Junco, una celebración en la que conmemoramos, a través de los valores del magisterio que el profesor ostenta con honor, nuestro respeto y compromiso con la Ciencia, su búsqueda a través de la investigación y su resultado: el conocimiento que nos permita construir un conocimiento más ilustrado, un pensamiento más crítico y un saber más solidario”. Saludó el rector al ministro de Universidades destacando que “son muchas las convergencias que compartimos. Y, en especial, lo es nuestra esencial sintonía en cuanto a las políticas de no exclusión social, pues la UNED se caracteriza por la inclusión educativa en la enseñanza universitaria superior y en la investigación, de todas las personas. Allí donde estén y sea cual sea su condición, resultando prioritarias aquellas que se encuentran en contextos de mayor dificultad. Por eso, procuramos la igualdad de derechos y de oportunidades educativas e investigadoras, para todas y todos los ciudadanos potencialmente opcionales al respecto. Nuestros significativos emprendimientos de implantación universitaria en la España Vaciada y nuestro firme compromiso con la inclusión y la igualdad de oportunidades así mismo lo ponen de manifiesto”.
Añadió Mairal Usón que tan solemne acto tenía lugar en “un día de celebración de la ciencia y la investigación y, usted, señor ministro, es, por otra parte, un hombre de Ciencia, uno de nuestros colegas más destacados, con una amplia trayectoria y una destacada actividad investigadora, que ha conseguido con esfuerzo y dedicación impulsar la creación e instauración de unas políticas públicas tan eficaces como para hacer posible la generación de toda una Escuela de Investigadoras e Investigadores. Mi más sincera enhorabuena por su magisterio”.
Este acto aconteció en la festividad de Santo Tomás de Aquino, “un hombre especialmente preocupado por la universalidad del saber, por la búsqueda de la verdad y la necesidad de transmitirla así como por la internacionalización de la formación. Decía Tomás de Aquino, reflexionando sobre la importancia del estudio y del conocimiento, algo que nos llega de su magisterio a través de los siglos y es que: `El único medio que los humanos tenemos tanto para perfeccionarnos como para vivir dignamente es la educación, porque un hombre tiene libre elección en la medida en que es racional'. Y luego nos instaba el Aquinate a ejercitarnos en las virtudes de la investigación imparcial de múltiples maneras. Como se puede ver, el llamado por la elocuencia de su escritura Doctor Angélico miraba al cielo de la excelencia racional y libre, con los pies en la tierra”. Ello, interpretado desde nuestro siglo, se traduce, dijo el rector de la UNED, “en encontrar en la Educación Superior la vía para la excelencia académica e investigadora así como el reconocimiento y el máximo prestigio para que nuestras investigaciones se plasmen en obras que formen parte del Canon en que se conforma el estudio, el conocimiento y la ciencia de los venideros. Ya los sabios renacentistas llamaban a ese `cielo´ el Parnaso de las Obras de Arte. Y a partir del Barroco y la Ilustración hemos incluido a las grandes obras de la Ciencia y de todos los Saberes en esa categoría `excelsa´: de excelencia. Por eso, nos educamos en Shakespeare y Calderón; en Newton, Einstein o Stuart Mill, en Marie Curie, Lévi-Strauss, Giner de Los Ríos, Simone de Bouvuoire etcétera, etcétera o en las obras y el legado de los Doctores Honoris Causa de la UNED, pues nuestra Universidad es la casa de Mariano Barbacid, Avelino Corma, Margarita Salas, Elguero Bertolini; Gianni Vattimo, Ferrater Mora, Hans Kühn; Eduard Hovy, Federico Mayor Zaragoza; Francisco Ayala, Almudena Grandes, Caballero Bonald; Rafael Canogar, Enrique Fuentes Quintana, Juan Velarde,José Luis Pinillos, Fernando Reinoso y Philip Johnson Laird; Giuseppe de Vergotini y otros grandes nombres que forman parte de nuestro claustro de profesores como doctores honoris causa. Hoy, el Dr. Álvarez Junco viene a honrar con su presencia y con su magisterio este Claustro excelente de profesores, maestros e investigadoras".
Expuso Ricardo Mairal Usón que las referencias a quienes tienen un Doctorado Honoris Causa de la UNED "se podrían multiplicar. Todos bien pueden considerarse, como así se le reconocía a Aristóteles, `Maestros de los que saben´: por haberse dedicado, todos ellos, a la Historia de la Transmisión del Saber y la Ciencia, desde la Universidad. Tal es, efectivamente, el significado y el sentido de esta institución doctoral eximia, la investidura como Doctorado Honoris Causa universitaria, en que hacemos residir y culminar el máximo honor y distinción universitarios, y que hoy estamos rememorando y celebrando, entendida como compromiso de responsabilidad institucional histórica también hacia nuestros nuevos doctorandos y doctores/as que siguen por la senda ejemplar del reconocimiento supino y operativo a sus maestros". Continuó señalando el rector de la UNED que "no hay ningún doctor, ningún sabio, por otra parte, que no suela reconocer a sus maestros y maestras: aquellos que supieron encender en él la llama del amor a la búsqueda y descubrimiento de la verdad, que es la esencia de la Ciencia, y le hicieron remover cielo y tierra: y un mar de textos (claro) por conseguir que la disciplina elegida (que más bien nos elige) se renovara y nos apelara convocando nuestro máximo esfuerzo vocacional, nuestra existencia de trabajo y estudio. Pues todo parte de esa admiración. Y de conservarla intacta a través de los años. La capacidad de admirarse y extrañarse o maravillarse ante lo desconocido".
Tuvo palabras de afecto también el rector para los nuevos doctores: "A tenor de lo dicho quiero felicitar efusivamente a las doctoras y doctores que han recibido hoy su investidura en su nueva categoría académica. ¡Enhorabuena! Tras haber finalizado con éxito su formación y haber defendido públicamente sus tesis, hoy se incorporan al claustro de doctores de la UNED. Felicito igualmente a sus directores de Tesis. Es imprescindible extender esta enhorabuena a los familiares y amigos, que, orgullosos del éxito conseguido, los acompañan hoy. Gracias a todas y a todos por confiar en la UNED. Nos sentimos muy honrados de haberles acompañado en la consecución del doctorado, el más alto grado que concede la universidad, y hoy la Universidad reconoce su esfuerzo y el valor de lo que han conseguido. La obtención del grado de doctor es el reconocimiento a una intensa y exitosa labor investigadora. Por esta labor debemos felicitarles, además de por ser un ejemplo para toda la comunidad universitaria". Además los instó a continuar con las virtudes investigadoras:
"Les insto a encumbrar el Diálogo como forma del pensamiento crítico que nos hace libres de todo tipo de dogma, imposición o automatización. Les urjo a proseguir con la creatividad contrastada y rigurosa, la disposición al debate, a cultivar la cultura de la duda pues, como nos recuerda Caballero Bonald cuando era investido Doctor Honoris Causa: 'Yo no sabría escribir ni vivir, si estuviera seguro de todo'. Desconfíen de aquellos que dicen vivir en la certeza más absoluta pues, convendrán conmigo, que aquellos que han ido exhibiendo dogmas a lo largo de la historia no han dejado un buen recuerdo".
La figura de Álvarez Junco
Por supuesto, el rector tuvo una amplia y magnífica referencia para la figura de Álvarez Junco: "El profesor Martorell ha glosado aquí sus valores humanos y sus méritos profesionales, entre los que destacan su amplia proyección internacional y sus fascinantes e innovadoras exploraciones plasmadas en un fecunda obra, donde no cabe ni el adanismo, ingenuo y prepotente, ni el eruditismo, ineme y vacío. Sus trabajos se oponen al maniqueísmo de la demonización del Otro e insisten en la complejidad contra la barbarie articulando la necesidad de la noción plural y democrática de ciudadanía, orillando el concepto de nación. El doctor Álvarez Junco es un investigador en el más completo sentido de la palabra, un investigador cuya labor ha dejado una intensa impronta en campos como la historia, la ciencia política, la antropología, la sociología e incluso el género biográfico, un ejemplo elocuente de esa visión interdisciplinar que debe presidir la investigación de calidad".
Añadió Mairal que "en vísperas de la jubilación del profesor Álvarez Junco como docente universitario, sus discípulos le dedicaron un sentido homenaje en un libro que titularon Pueblo y Nación. Homenaje a José Álvarez Junco, en el que no sólo rendían tributo a su magisterio, sino que daban testimonio del enorme impacto de su obra en la historia social y del pensamiento político de la España contemporánea. Como ven, un buen ejemplo de ese concepto de admiración crítica que evocaba hace unos minutos. Y contiene una entrevista suya fascinante -enhorabuena a los profesores Aguilar, Cabrera y Martorell por este magnífico trabajo- donde se advierte la grandeza del 'intelectual' (como decía José Luis López Aranguren) y la magnitud y el sentido de su actividad científica dada la asunción de su responsabilidad. Hasta 26 historiadores de primera línea le reconocían como maestro, y abría las colaboraciones del volumen un texto de Santos Juliá, nuestro añorado compañero en la UNED, que definía la trayectoria del que, desde hoy, es miembro de nuestra comunidad académica con un título expresivo: 'desfacedor de mitos y leyendas".
Y prosiguió: "Pueblo y nación, dos ideas que definen entidades no siempre coincidentes, pero que se han retroalimentado en la teoría política para sostener todo tipo de formulaciones teóricas, de proyectos de construcción estatal y de interpretación de procesos históricos. Ha dedicado gran parte de obra a discernir las similitudes, diferencias e interferencias de los conceptos pueblo, nación y nacionalismo en nuestra historia contemporánea".
A Ricardo Mairal le he llamado mucho la atención el segundo libro del doctor Álvarez Junco: El Emperador del Paralelo: Alejandro Lerroux y la demagogia populista. Libro que data de 1990. No sólo por la renovada actualidad de los populismos españoles y de otros lugares (pienso en Trump o Bolsonaro) sino también porque soy muy sensible al análisis de los fenómenos retóricos de la persuasión política y social de amplias masas. Precisamente, al escuchar el título de su Lección Magistral: Los Sujetos de la Historia, no se puede evitar la resonancia de aquél provocativo enunciado de Luis Althusser de largo alcance: 'La Historia es un proceso sin sujeto'. Asunto determinado más probablemente a llamar la atención sobre esto que usted subraya: los movimientos sociales como protagonistas históricos. Si bien es verdad que en el caso de su libro sobre Lerroux lo más fascinante estriba en que usted lo trajera al contexto español centrándose en una figura tan carismática y controvertida, pero enfocada desde sus seguidores -como usted matiza en un diálogo que mantiene con Santos Juliá en la Fundación Ortega en el año 2014; no tanto, por ende, estudia el fenómeno de Lerroux desde la perspectiva biográfica, sino desde el análisis centrado en la seducción política de su retórica iconográfica; una fascinación muy particular (yo pensaba al leerle en Jean Beaudrillard y las retóricas públicas de seducción electoral) que según usted defiende- pivotaba sobre enardecer el populismo del Nacionalismo".
Esta reflexión, destacó Mairal Usón, "adelantaba ya sus trabajos posteriores recogidos en ese libro suyo de título tan emotivo: Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, su obra más influyente donde elabora un ensayo magistral sobre las variedades de interpretación del concepto de nación. Un libro que ha saltado de los ámbitos académicos a los culturales y ha sido premiado y leído por muchos, habiendo recibido el galardón del Premio nacional de ensayo y un Premio de la Academia Española de la Historia. Y aquí uno iniciaría un diálogo con usted, Profesor, no tanto sobre su crítica a todo Nacionalismo, la cual prosigue en otros textos como Dioses Útiles o el Relato Nacional, sino enfocado a la Teoría (Usted le llama 'Media', 'Teoría Media') del Positivismo de base en que se sustenta tanto historicista como cientifista.
Un marco que opera alojando los Ídolos mitológicos o dogmáticos o heroicos o violentos en todos los pasados dejados atrás y superados. “Pasados Sucios”, como dirá más adelante en su último libro del 2022, que son asimilados por usted a pasados auráticos, religiosos o trágicos: violentos. Los cuales se han disuelto, según Usted hace suya la “creencia” (así la denomina Usted mismo) en el final de los Grandes Meta-relatos, para decirlo esta vez citando las fuentes, con el autor de esta famosa expresión: el Postmoderno Jean François Lyotard".
Según el rector de la UNED, "teniendo en cuenta, no obstante, que desde esa aplicación que usted hace del Positivismo a las Edades antropológicas (o hasta sociológicas: propias de su generación) con cuyo esquema se vertebra su Lección Magistral de hoy: pasado franquista de tesis heroicas identitarias fuertes; juventud anarquista y marxista antitética de rebelión incluso antisistema; y síntesis de serena madurez del presente adulto que revisa el pasado 'sin ira' e introduce la complejidad para negar todo maniqueísmo dicotómico, en base a comprender y dar lugar a la paz y la reconciliación… el problema que no se dibuja es el Futuro. Pues cabe, desde esta dialéctica al parecer consumada entonces en nuestros días ¿algo más que dedicarse al análisis de problemas concretos y parciales protagonizados por los hombres y mujeres “grises” (dice Usted) que ya no desean mitológicas grandezas ni epopeyas y se dedican a intentar sobrevivir en una vida digna? "
"No me sorprende que su último libro –espléndido por otra parte— al que ya he mencionado, se centre de nuevo en los pasados; es del 2022, como nos recordaba el Profesor Martorell, y nos interroga ya desde su título: ¿Qué hacer con un pasado sucio? lo cual [y vuelvo a debatir invitado por usted, Profesor] no se aplica sólo al caso de España sino, según usted enseña, al de todos los otros Estados; Inglaterra, Francia, Italia, Sudáfrica, Guatemala, Chile Turquía, Alemania, Portugal… en todos los cuales el pasado incluye dictaduras, genocidios, exterminios… y reinterpretaciones o hasta denegaciones de la violencia según cuáles sean las fuerzas vencedoras" y esto, aplicado a España, manifestó el rector, "deja el saldo de la loa a la Transición y a la Constitución de 1978, pactada por todos los Partidos Políticos. Mientras deja todavía abierto el problema de las víctimas. De modo tal, que queda pendiente con toda claridad, que usted y sus seguidores emprendan, querido Profesor Álvarez Junco, a mi humilde parecer, un libro sobre el Futuro que nos pueda entusiasmar con la Educación Investigadora para las culturas complejas y pluralistas, interdisciplinares e internacionales de una Democracia tolerante Europeísta y Occidental a la vez, en medio de la Globalización que ha de ser Ecológica. Una educación para la paz. Pues una historia sin futuro (sea este utópico, soteriológico o escatológico, o no lo sea, sino que sea el futuro selectivo de unos pasados posibles sí asumibles) se tendría que detener. Y la Historia y la Ciencia no se detienen, pues avanzan indesmayablemente. La historia ha de tener horizonte. Es una visión esperanzadora la que nos ofrece el doctor Álvarez Junco en estas frases (de la entrevista). Si a lo largo de la historia contemporánea de Europa el nacionalismo particularista ha creado naciones y ha levantado estados, también ha enfrentado naciones y ha destruido estados. No hay que retroceder ni siquiera unas horas para apreciar la persistencia de este mal en nuestro continente. La construcción de la Unión Europea, que camina ya hacia un siglo de afanes y de realizaciones, abre un nuevo horizonte en el que los pueblos europeos pueden reconocerse como miembros de una comunidad plural, cosmopolita, pero consolidada por la visión de un futuro conjunto basado en los vínculos compartidos y en el ejercicio universal de la democracia y de la igualdad. El día en que la Europa de las patrias ceda su lugar a la Europa de los ciudadanos, los estudios históricos del profesor Álvarez Junco sobre España y Europa no nos moverán a incertidumbres sobre el presente y posibles distopías futuras. Serán, simplemente, historia".
Ricardo Mairal finalizó su intervención evocando "el aforismo machadiano del 'Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”, donde expresa con gran sutileza que pasado, presente y futuro no pueden definirse por separado, porque se funden irremisiblemente. El ser humano sólo es capaz de percibir el hoy, y sólo en el hoy puede actuar'. Machado nos transmite un imperativo de carácter moral hacia nosotros mismos: cumple las promesas que te haces a ti mismo ahora, porque sólo existe el ahora. Claro que en ese 'hoy es siempre todavía' machadiano está también, como nos recordaba Emilio Lledó, la posibilidad de actuar en el futuro. Leo solo un brevísimo fragmento del profesor Lledó: 'Nuestro mundo es real porque es posible, porque todavía cabe esperar, (…) y ese horizonte del todavía está siempre abierto. Todavía es posible el pensamiento y el hacer humano'. Con el aliento de estas palabras de nuestro querido Emilio Lledó, les dejo abierto este horizonte que ha de ser nuestro camino en la UNED, en el próximo medio siglo, el que se construye día a día, en la práctica docente minuciosa, en la investigación exigente, en nuestra profunda convicción del extraordinario alcance de la Ciencia, el Arte, las Tecnologías, el Conocimiento y el Pensamiento Crítico. Cumplamos como Universidad nuestras promesas ahora, cada día. Con la convicción y la determinación de hacer una UNED mejor, rigurosa y solidaria. Cada día. Ahora y divisando siempre el futuro mejor".
Puedes leer aquí el discurso íntegro de Ricardo Mairal Usón
En el público había autoridades civiles de la Comunidad de Madrid, militares y académicas, pues acudieron, entre otros, algunos veteranos rectores que tuvo la UNED y que siempre son recibidos con todo cariño y afecto por el actual equipo de gobierno de la universidad pública más grande de España y con el campus más extenso de Europa.
La presencia institucional ourensana en este acto estuvo marcada con la asistencia del director de UNED Ourense, Jesús Manuel García Díaz, que acudió junto a otro grupo de directores y pudo felicitar a Álvarez Junco tras haber firmado en el Libro de Honor de la Universidad.
El rector, Ricardo Mairal Usón; el nuevo doctor honoris causa, José Álvarez Junco y el director de UNED Ourense, Jesús Manuel García Díaz, tras el solemne acto académico.
UNED Ourense
Comunicación
Fotos: David Yebra