OURENSE, 2 de noviembre de 2022. El equipo de científicos estaba formado por los doctores en Física Óscar Gálvez González y Mikel Sanz Monasterio y por las doctoras en Biología, Mónica Morales Camarzana, vicedecana de Estudiantes e Infraestructuras, y Raquel Martín Folgar, todos ellos de la Facultad de Ciencias de la UNED. Con ellos estuvo en todo momento el director de UNED Ourense, doctor Jesús Manuel García Díaz.
En los cuatro centros educativos la expectación fue máxima. Los escolares de Primaria y Secundaria disfrutaron conociendo el comportamiento de los imanes y con la obtención de ADN del tomate.
La práctica de extracción del ADN seguía un protocolo que los alumnos debían seguir escrupulosamente. En cada mesa, había gradillas que soportaban pipetas y un tubo de 50ml, y pipetus. También había una copia del protocolo a seguir. Mónica Morales les explicaba que el protocolo del experimento es como la receta de un menú, es decir, que si no lo cumplimos, el resultado no servirá para nada. El pastel no saldría bien, al igual que la extracción de ADN.
Todo era un misterio. ¿Cómo será ese ADN que nos dicen que vamos a ver dentro de unos minutos?, se preguntaba más de uno. Mónica y Raquel les explicaban que para afrontar el experimento necesitaban un tomate, etanol absoluto a -20ºC y después una solución de Lisis formada por agua destilada, cloruro de Sodio, (NaCl), ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) y Dodecilsulfato sódico (SDS) al 20%.
En primer lugar se les explicaba el porqué de esta solución. Ya que el tomate está formado por células y el ADN se halla en el núcleo de cada célula, tenemos que llegar a ese núcleo y rescatar el ADN. Para ello es necesario romper la membrana de la célula y del núcleo.
Raquel Martín trituraba el tomate con una batidora de modo que así rompía las células. Ese contenido lo vertía en una probeta de 80 ml de agua destilada y lo pasaba a un vaso de precipitado. La verdad es que los pasos previos a la actuación de los alumnos venían ya preparados por estas profesoras. Así, con cinco pasos previos ya realizados, llegaba el momento de homogeneizar el material biológico del tomate, Se trataba de batir aproximadamente100 gramos de tomate y ponerlo en el vaso de precipitados. Luego se le añadían 160 ml de la solución de lisis y se homogeneizaba con la batidora el tomate en el vaso de precipitado. Con una gasa desdoblada y puesta en un embudo de laboratorio se hizo el filtrado. Y llegó el momento de precipitar el ADN. Los chavales tenían que utilizar la pipeta para coger 6 ml de material homogeneizado y añadirlo al tubo de 50 ml que tenían en la mesa.
A continuación, y siguiendo al milímetro el protocolo, cada estudiante debía coger con la pipeta 15 ml de etanol frío y añadirlo poco a poco al tubo donde ya previamente habían introducido el material homogeneizado (batido). Era en ese momento cuando iban observado la precipitación del ADN, que queda en la parte superior del contenido biológico del tubo. Y así podían verlo, eso sí, advirtiéndoles que no debían agitar ni golpear el tubo pues de hacerlo, el ADN se rompería y no valdría para seguir estudiándolo en el laboratorio. Se les dejó claro que cuando se estudia el ADN de las personas, por ejemplo, es para detectar alguna enfermedad, etc., de ahí la importancia de no romper le ADN obtenido. "¡Estoy flipando!”, exclamaba una alumna en el Guillelme Brown no sin emoción. Y las compañeras de mesa miraban sorprendidas.
En el Miraflores la expectación también era máxima. Su directora, María Diez, se maravillaba asombrada “con esta metodología que utiliza la UNED”. Y lo mismo en el IES 12 de Outubro, donde más de uno se sorprendió. En alguna mesa el ADN se rompió por darle un movimiento indebido al tubo. La profesora Mónica Morales se sirvió de ello para insistir en la importancia de ser exactos en el trabajo en el laboratorio, pues se trata de acciones de máxima importancia en el campo, por ejemplo, de la salud de las personas. Los estudiantes pipetearon y es de destacar el buen nivel apreciado en sus respuestas cuando se lanzaban preguntas. Se trata de que todos aprendan y que lo que hacen les entre por la vista con la práctica propuesta.
La directora del Guillelme Brown, Yolanda Valeiras Vázquez así como el director del IES 12 de Outubro, César Silva Feijóo mostraron su satisfacción por los talleres desarrollados dentro de las Aulas Científicas de Divulgación de la UNED. En cada uno de estos tres centros acompañaban a las doctoras de la Facultad de Ciencias varios profesores, para estar también pendientes de si algún estudiante no atendía o hablaba indebidamente. La atención fue máxima porque todos querían conocer en qué acababa aquel experimento científico.
El taller de electromagnetismo se desarrolló en todos los centros excepto en el Miraflores, donde ya tuvo lugar el pasado mes de abril. Para ello se necesitaba una mesa donde colocar el material físico y varias sillas para que los estudiantes, a modo de anfiteatro, siguieran el taller, bien respondiendo preguntas formuladas o bien saliendo a la mesa a formar parte del experimento. Los doctores Gálvez y Sanz se los ganaron y les fueron proponiendo 14 experimentos al tiempo que dejaban en cada centro una caja que es el Kit de Faraday 2.0 patentada por la UNED, donde cada colegio tiene a su disposición esos mismos experimentos.
Covadonga
El CEIP Virxe de Covadonga tuvo un taller de electromagnetismo dado que el de ADN solo era para Secundaria. Su directora, María Isabel González Vaíllo, reunió a los escolares en el edificio de abajo. Como estábamos en vísperas del Samaín, los alumnos de varios centros asistieron a estos talleres disfrazados. Los pequeños de Covadonga se sentaron expectantes. Y comenzó el taller. Al comprobar que un imán, si bien atrae metales, no atrae a todos los metales, como monedas, Óscar Gálvez les dijo que se imaginasen que con un imán pudiésemos extraer monedas de las máquinas. “¡Eso hago yo!”, exclamó inocente un pequeño, ante la risa general. Pero todos aprendieron divirtiéndose.
Salieron a la mesa varios niños y niñas para comprobar en la práctica lo que les explicaban de modo muy didáctico en teoría, mediante una proyección. Al final la directora mostró su sincero agradecimiento por poder vivir estas experiencias los alumnos de este centro.
“Ha sido, una vez más, un éxito y una emoción ver la respuesta escolar a estas aulas de divulgación de nuestra universidad”, dijo Jesús Manuel García Díaz, promotor de esta divulgación en Ourense, para la que cuenta con el apoyo del Vicerrectorado de Investigación, Transferencia del Conocimiento y Divulgación Científica así como de la Facultad de Ciencias de la UNED.
“En primavera volveremos con otra nueva entrega de talleres científicos y esperemos ampliar el número de centros, poco a poco. Yo estoy muy satisfecho, pues no es para menos después de sembrar vocación científica entre algo más de 400 escolares ourensanos. Ojalá dentro de unos años alguno de estos jóvenes pueda decir que de estos talleres de la UNED en Ourense surgió su vocación para la ciencia. Será emocionante. Transmito mi agradecimiento a estos cuatro profesores, a la Facultad de Ciencias y al Vicerrectorado de Investigación de la UNED. Con los talleres que llevamos desarrollados en Ourense desde el curso pasado, no dudo que estemos haciendo una obra social magnífica entre nuestros jóvenes. Continuaremos en este sentido a lo largo del curso que estamos celebrando. Y en los siguientes. ¡Qué menos!”.
“No olvidemos que son muchas las acciones de la UNED en el sentido de la divulgación científica en el sentido vertebrador del territorio. Y Ourense no es una excepción, por eso estamos trabajando en acciones en esa dirección. Una de ellas es esta que estamos comentando, la de acercar la realidad científica a los colegios para despertar vocaciones desde una Universidad, la UNED, que está ahora en un momento diríamos interesante dentro de su realidad genética pionera, que cumple ahora medio siglo. Y es una suerte tenerla en Ourense. Ourense también cuenta en España y lo hace con la UNED”.
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